ESPECIALISTAS EN MEDIOS S.A. DE C.V.
Vida Nacional / El Secretario de Desarrollo Social.
martes, 26 de mayo de 2009
AUTOR: Pablo Hiriart GENERO: Columna
FUENTE: La Razón PÁGINA: 5
COSTO: $.00
Versión.

Las confusiones en las cifras de muertos y contagiados por el virus H1N1 se debieron a un hecho fundamental: el gobierno confundió muertos por neumonía habitual con los afectados por el virus.

No hubo complot ni negligencia, sino que cuando apareció el brote maligno no se contaba en México con ningún laboratorio que pudiera diagnosticar a qué tipo de influenza pertenecía el virus.

Hubo que pasar la vergüenza de mandar cepas a Canadá y Estados Unidos para tener la verificación de la dase de virus que aquejaba a algunas personas en nuestro país.

En efecto, no había ni un centro de análisis y diagnóstico del virus.

Ahí estuvo la raíz de la confusión: estábamos en pañales, descobijados para distinguir entre una influenza estacional y una de las características de la que aún sigue en el país.

Cuando se tuvieron los centros de análisis instalados en México, se pudo depurar la cifra de fallecimientos.

Hoy contamos con diez centros de diagnóstico en el país, que fueron montados con rapidez y eficacia.

¿Quién hizo esa tarea, vital para ordenar el caos informativo y clínico?

Esa tarea la hizo el secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero.

Fue Cordero el que tomó las riendas en esa área fundamental. De lo contrario, habrían sido más días y semanas de caos informativo con los números de damnificados.

El golpe a la imagen del país habría sido mucho mayor. Y las pérdidas económicas se habrían multiplicado.

Con lo que hizo Cordero ya hay la mitad de lo que se necesita para afrontar una nueva contingencia sanitaria, que sin lugar a dudas se va a presentar tarde o temprano.

La mitad que falta que es contar en el país con vacunas o medicinas suficientes para 105 millones de mexicanos.

Seguramente algún lector atento se preguntará, al leer esta columna, si no fui yo quien escribió hace alrededor de un mes un artículo titulado ¿Y dónde está el secretario de Desarrollo Social?

Ahí critiqué acremente a Cordero porque no había aparecido en la emergencia, que además de ser sanitaria era de desarrollo social.

Bueno, pues Ernesto Cordero estaba realizando ese trabajo que ayudó al país y nos servirá de mucho en las futuras contingencias.

Información obtenida después de haber publicado ese artículo, me permitió comprobar -sin haber hablado una sola palabra con el titular de Sedesol ni funcionarios públicos- que estaba equivocado.

Por respeto a los lectores y en desagravio de Ernesto Cordero, publico estas líneas que pueden ser tomadas como una rectificación o una disculpa por el error. Son ambas cosas.

Me equivoqué con alguien que, en este caso, sí estaba haciendo su trabajo, sólo que fuera de reflectores.
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