Versión.
Considerado como inédito, el golpe que militares y policías federales asestaron al narcotráfico en Michoacán resulta mucho más que una mera bocanada de credibilidad y confianza para el gobierno de Felipe Calderón. En el fondo significó abrir una cloaca que todos conocían y que, paradojas del poder, exhibe a todos: a los tres órdenes de gobierno, a los tres poderes y a los tres grandes partidos.
Y no faltarán aquellos que quieran ver un mero efecto electoral. ¿Por qué? Porque, en efecto, se empatan las acciones contra el crimen -la detención de 10 alcaldes michoacanos y funcionarios del gobierno estatal- con el discurso del PAN, que "vende" la idea de que nunca se había combatido el narco como en el gobierno de Calderón.
Les guste o no a tricolores y amarillos, el gobierno de Calderón hace historia en la captura de alcaldes con presuntos vínculos en el narco y el crimen. No existe antecedente de la detención de ediles de PRI, PAN y PRD, en un operativo concertado entre instituciones federales y del que estuvo ajeno el gobierno local. Resultaría necio escatimar reconocimiento.
Pero también es cierto que nadie puede dejar de lado la otra cara de la moneda. Es decir, que desde hace décadas era un secreto a voces que el narcotráfico y el crimen organizado se habían apoderado de buena parte de los gobiernos municipal y estatal, de las estructuras directivas de los tres grandes partidos, y que el narco se metió en el Poder Judicial local. La aparición de un grupo mafioso identificado como La Familia Michoacana habla del poder que habían alcanzado el narco y el crimen en Michoacán.
A partir de esa realidad, salta la pregunta obligada. ¿Por qué nunca hicieron nada los gobiernos del PRI y del PRD? ¿Qué pasó en el gobierno de Lázaro Cárdenas Batel? ¿Por qué el gobierno de Leonel Godoy ni siquiera se enteró del operativo? ¿A poco ignoraba que colaboradores aparecen implicados? El golpe del gobierno federal es directo contra las mafias de Michoacán, pero también pega bajo la línea de flotación del PRI, y sobre todo del PRD. La joya de la corona amarilla es Michoacán. Y hoy puede ser su tumba.
No es todo. Si en Michoacán el narco penetró los más importantes municipios y la estructura policiaca estatal, nadie puede ignorar a Sinaloa, Durango, Nayarit, Chihuahua, Tamaulipas, Veracruz… Pero hay más. ¿Desde cuándo financia el narco alcaldes? ¿Cuántos candidatos de hoy serán los narcos de mañana? Se destapó la cloaca y los exhibió a todos.
En el camino
La ingobernabilidad que vive Durango estimula crímenes como el de Eliseo Barrón Hernández, reportero. ¿Hasta cuándo? A su memoria. [tc <-]
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